Todos estaremos de acuerdo si afirmamos que, dentro de muy poco tiempo, todos los móviles tendrán acceso a Internet. Aparte de ser una consecuencia de un movimiento empresarial, capitalista y de globalización, hay una parte social que debemos tener muy en cuenta al hablar de este fenómeno: el tiempo y el trabajo.
Los tiempos que vivimos actualmente son muy dispares a los que vivían nuestros padres o abuelos, la tendencia es a ir más deprisa en todo, no tener tiempo para nada, trabajar en diferentes ámbitos y tener diferentes trabajos. Pero la lógica empresarial no ha variado para nada. Las horas trabajando seguidas que están implantadas desde el nacimiento de la Revolución Industrial sólo han variado en la cantidad, pasando de las infinitas horas a las ocho o diez actuales.
Por eso, la era digital actual precisa de una revisión urgente de este formato de trabajo. Ahora mismo, con las tecnologías que tenemos, trabajar en una silla y una mesa durante ocho horas seguidas se está convirtiendo en una pérdida de tiempo y de trabajo. Los nuevos trabajadores revisan mails, mantienen reuniones, contactos y hacen trabajo cuando no están trabajando, en casa sentados en el sofá, o mientras espera unos amigos en un bar. En esta lógica, la tecnología móvil tiene mucho que ver, ya que el tópico ‘la oficina portátil’ se está convirtiendo en una realidad.
Y volvemos con el tiempo. Corremos, vamos deprisa, todos a la vez. Por eso mismo, no nos gusta estar sin nada que hacer. Queremos siempre sintonizar, estar informados, conversar, etc. Un usuario de esta nueva tecnología, por ejemplo, aprovecha mientras espera alguien en un pub*, para revisar mails, calendarios, enviar lo que haga falta o simplemente revisar un PDF que su compañero de trabajo le acaba de enviar. En cualquier hora, en cualquier momento, estará trabajando.
*Cambiar pub por cualquiera de las siguientes: bar, terraza, banco, wáter, clase, bus, metro, avión, etc.